La disyuntiva en la que nos encontramos muchas madres…
El embarazo en muchas ocasiones nos lleva a poner un alto intermitente en nuestro desarrollo profesional que continúa también durante los primeros meses postparto y es claro que la prioridad en ese momento para muchas de nosotras es cuidar de nuestro recién nacido, cuando en el mejor de los casos tienes el beneficio de una licencia de maternidad. Pero ¿Qué pasa si decides retomar tus actividades laborales? Ahí es en donde se viene toda la ola de responsabilidades dirigidas 100% a mamá:
¿Continuar la lactancia materna?
¿Existen políticas amables con la lactancia materna en tu lugar de trabajo?
¿Puedes salir temprano para recogerlo?
¿Quién cuidara del bebé?
¿Cuál es el presupuesto asignado para el cuidado del bebé en tu ausencia?
El proceso de encontrar solución a cada una de estas interrogantes compromete en la mayoría de los casos tu bienestar emocional, pues como mujeres no tendríamos por qué estar eligiendo entre continuar desempeñando nuestra actividad profesional tal y como la realizábamos antes del embarazo o dedicarnos a maternar a nuestros hijos.
Cuando decidí convertirme en madre una y otra vez me cuestionaba si mis prioridades eran las correctas, en el panorama no veía un punto medio que me permitiera estar la mayor parte del tiempo cómoda con la decisión tomada. Estar en la oficina y ausentarme unos 15 minutos para extraerme leche eran mis momentos reparadores, era cuando podía sentirme completamente mamá, pues invariablemente venían a mi mente imágenes de mi hija con esa miradita y sonrisa cautivante que me regalaba cada vez que amamantaba.
Y entonces me cuestionaba de nuevo … ¿Cómo sería mi vida si estuviera al 100 en casa con mis hijas? Pues eso de cambiar de cachucha varias veces al día es agotador. Al paso del tiempo fui comprendiendo que es una posición en la que nos colocamos muchas mujeres y no es por el puritito gusto de hacerlo sino más bien es una consecuencia de la ineficiencia en la implementación de las políticas públicas.
Por lo tanto, mientras no haya un cambio radical en la generación de políticas publicas en donde coloquen en el centro de las mismas a la familia, continuaremos comprometiendo el bienestar materno infantil y calidad de vida de la sociedad en su conjunto.
Así que te invito a ser participe del cambio, a que como mamás, papás, ciudadanos, asumamos nuestra responsabilidad y exijamos a los diseñadores de políticas públicas que reconozcan a la familia como un grupo con capacidad de participar en la definición de nuestro proyecto de vida y se nos deje de ver únicamente como objeto receptor sino como generador y propósito del desarrollo.
Diana Vargas Correa.
Consultora en lactancia materna.